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¿Existe el maridaje perfecto?

  #Dejatuhuella

¿Existe el maridaje perfecto?

 
 

El maridaje consiste en combinar de forma adecuada vino y alimentos, de forma que se potencien los sabores durante la comida. Hay texturas y matices que, combinadas con el tipo de vino apropiado, pueden provocar composiciones maravillosas para el gusto.

 

"Los vinos blancos van mejor con pescado y los tintos, con carnes". Seguro que has escuchado, y empleado, muchas veces esta expresión a la hora de hablar de cómo combinar vino y tipos de platos. Pero en el maridaje, aunque es cierto que existen pautas consensuadas, no todo es tan sencillo como parece. Más aún ahora, con el buen momento que vive la cultura gastronómica, unido a la aparición de nuevos tipos de uva y la explosión de bodegas y tipos de vino en el mercado, que hacen que cada vez sea más complicado establecer unos criterios inamovibles respecto al maridaje.

 

Lo importante es estar abierto a experimentar y no cerrarnos, porque nunca se sabe dónde puede estar la fórmula idónea. No obstante, sí que existen algunos tips que nos pueden orientar a la hora de preparar un maridaje.

 

No pienses en el plato, piensa en el menú

Ya se trate de un almuerzo o de una cena, la clave está encontrar el equilibrio perfecto entre todos los componentes del menú y el vino. No pienses solo en qué vino casa bien con cada plato de forma independiente. También has de tener en cuenta que todos los vinos previstos tengan armonía entre sí, para hacer del maridaje una experiencia global para los sentidos.

 

El orden importa

Como regla general, no sirvas un vino con más cuerpo con anterioridad a uno más ligero. Si es una norma que se suele seguir con los platos, haz lo propio con el vino. Ir de menor a mayor intensidad ayuda al paladar a prepararse y a evitar que un vino pueda resultar insípido, porque el anterior fuera más potente. Por lo general, empieza con vinos blancos o rosados, pasa a los tintos jóvenes, de ahí a tintos maduros, y para rematar, ya en los postres, presenta vinos dulces o generosos.

 

Valora el peso de los platos

Un plato no es solo los ingredientes que lo integran. Más allá de la base con la que está preparado, importa el cómo. No es lo mismo una carne con verduras a la plancha que en guiso o con una salsa contundente, por ejemplo. Por eso, al seleccionar tu vino, ten en cuenta el modo de preparación, e intenta compensar: opta por vinos con más cuerpo para aquellas preparaciones menos pesadas, y viceversa. Recuerda: menos es más.

 

¿Contraste o similitud?

Hay varios puntos de partida para establecer la relación entre vino y plato. Podemos ligarlos por asociación, recurriendo a las fórmulas básicas de similitud de texturas, temperatura o color –pescado con vinos blancos, postre con dulces, etc.-. En este caso, buscamos el equilibrio intentando que complementen a la perfección.

 
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